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miércoles, 23 de julio de 2008

El amo ganó jugando al esclavo

El amo y el esclavo

¿Quiénes son los explotados, los esclavos en este sistema? Los explotados en este sistema somos, casi todos. Somos todos los que tenemos que resignar horas de nuestras vidas a cambio de un nivel determinado de consumo que de estima a nuestras vidas. Los explotados somos los que sufren esa opresión, y se dejan subyugar, sedandose con esa carrera de consumo, sedandose con programas de t.v...

Pero hay, sí, explotados de una manera mucho más palpable y menos "sociológica". Son aquellos que materialmente se los depoja. Los verdaderos explotados, son los campesinos que los terratenientes representados en la SRA despojan de sus tierras, del sustento de sus bocas, de la dignidad de su trabajo. Lo verdaderamente grave, es el desmonte en el impenetrable Chaco, que ha penetrado la soja y amenaza con un daño irreparable.

Y los productores, pequeños y medianos, nunca vieron una realidad tan sencilla, de que son sus patrones, sus arrendadores, de que son los que manejan los canales de comercialización, los que los arriaron. No vieron, nunca vieron, que son ellos quienes deprimen sus ingresos netos al nivel de la subsistencia, incluya eso una pick up, incluya ello un techo de hormigón. Ellos son los explotados, arriados, igual que por un choripan, pero de una forma más perversa aún.

Porque las retenciones, necesariamente habrían de reducir la renta, esa es la variable de ajuste, los propietarios de la tierra iban a ser los únicos “perjudicados”. Fueron ellos, los grandes ganadores de esta contienda, porque lograron arriar a toda una clase media idiotizada por una caja boba. Ellos son los amos.


El colmo de la caradurez

Hemos dicho, que el ajuste de mercado ante las retenciones, necesariamente debía de venir por el lado de la renta, los arrendamientos debían de bajar. Los argumentos de cuánto disminuiría la rentabilidad de los productores, a lo largo del plazo, hasta que se ajuste la renta, carecen de demasiada relevancia. Pero aún así, todos los números señalan que los productores no habrían de perder, sino que habrían de ganar menos. Si eso parece caradura, analicemos con un poquito más de detalle la cuestión. Estamos hablando, primero, de un sector, con tasas de rentabilidad que suben de los dos dígitos, cuando la tasa media de rentabilidad en un sector industrial como el autopartista (que genera, por cierto, mucho más empleo) es de alrededor del 4%. Estamos hablando de un sector que demanda vender a precios internacionales, amenazando incluso con aplicar tales precios al mercado interno, pero que produce con insumos con costos nacionales, fundamentalmente con combustible a precio subsidiado. Las retenciones a hidrocarburos han posibilitado aislar al país de la inflación internacional en combustible, tal y cuál lo harían retenciones mayores a los productos agrícolas. Pero nadie se quejó. Precios internacionales para los productos, costos nacionales para los insumos. Esa es la doble moral.

Pero si eso parecía caradura, pensemos en una de las más importantes fuentes de competitividad que tiene el sector. El INTA se caía a pedazos durante los noventa y, se quiera ver o no, este gobierno ha reactivado esta institución (y bien ha hecho). Los hombres de campo lo saben, el trabajo que realiza el INTA junto a los productores es tremendo y representa, de hecho, una fuente continua de transferencia tecnológica y asistencia técnica permanente, financiada por el Estado Nacional. Es decir, una de las principales fuentes de competitividad que tiene el sector, la financiamos todos. Y no quisieron resignar unos morlacos (cuya competitividad financiamos todos!) para preservar la estabilidad de precios y redistribuir un poco. Este, es el colmo de la caradurez.


El lavaje mental de los medios

Hoy, más que nunca, ha quedado claro de que los medios no son nada parecido al periodismo. Se trata, más bien, de empresas publicitarias, mercenarios al servicio del mejor postor.

O bien, sencillamente se vende entretenimiento. Y un "cacerolazo", un "desabatecimiento", sean de los programas montados que más ratting tengan.

Entre los mecanismos de manipulación de masas, podemos destacar algunos que se utilizaron estos meses en la Argentina. En primer lugar, el hablar a la gente como si se tratase de niños tontos o personas incultas. Tres meses hablandole a la gente como si se tratase de un niño de 10 años, resulta, en una respuesta típica de un niño de 10 años. Así también surge un personaje como De Angelis, que sube su popularidad, lo que hace a otro método de manipulación de masas, que es la promoción de la mediocridad. Luego, el sembrar una situación en el sub conciente a fuerza de repetirla una y otra y otra vez, se genera, clásica profecía autocumplida. Luego de dar la noticia durante 15 días de que había desabastecimiento, se desabasteció, y se desbordó a las "masas", finas, llamémosle. Pero todo, siempre al mismo tiempo de repetir una y otra vez al "culpable", el gobierno. Cuando el sentido común nos dice que el culpable de que estamos desabastecidos es el que nos desabastece. Esto es irracionalidad de masas, esta es la respuesta de un niño de 10 años.

Y es que la mayor parte del conflicto se disputó en la T.V., y también se "dirimió", como en un programa rosa del corazón. Y hubo momen tos donde los sectores estuvieron cabeza a cabeza, y momentos donde uno aventajo al otro. Pero el momento donde las retenciones móviles sacaron unos buenos cuerpos de distancia, fue cuando la Presidenta anunció el destino de los fondos: hospitales, caminos rurales. El "campo" se mandó al silencio... Se mandó a los mercenarios transportistas, a sitiar de combustible las ciudades, se enfureció y hastió a la "gente" un par de días, y luego se mostró al "mártir" de las rutas, que sobrevivió a un par de horas de arresto por parte de gendarmería, y se activó a la psicología de masa fina programada: "pum!", ¡Sea una estrella de t.v., agarre su cacerola, salga a la calle!

Este gobierno fue el primero en pecar con el manejo de medios, y ser el mejor postor. Quizá esto fuera una demostración de poder y el grupo Clarín tiende nuevamente la mano a ser alquilado por el Estado (eso sí va a ser denunciado, pero el sector privado puede alquilar a los medios con total impunidad..), o amenaza lo que ha de ocurrir con una Ley de Radiodifusión que no se adecue a sus intereses, o simplemente, sus gustos. Cada tanto la Revista Barcelona dice algo que da en el clavo, y creo que allí dio nuevamente: Ganó Clarín. El mejor postor, de un tiempo a esta parte, fue “el campo”. Y la clase "media-alta", se "movilizó", a cambio de bolsones de programas de televisión.

La decadencia política: Siguiendo al burro

En una entrevista a Horacio Gonzalez dice "Córdoba ha producido personajes nefastos, como Luis Juez. Utiliza, como De Angelis, porciones vivas del lenguaje popular. Es un personaje terrible. (...) Siempre me pareció un personaje de derecha con fuerte capacidad mimética hacia el modo en que los medios de comunicación presentan el progresismo. (...) Él está dentro de la lógica fraudulenta de la política. (...) Y él ya se parece cada vez más a un personaje televisivo bajo el libreto de Tinelli."

Dijimos que el campo se mando al silencio luego de que se declarara publicamente el destino de lo recaudado por retenciones. Salvo por alguién, que dijo una burrada.
Quizá este sea el hecho que deje más al descubierto de que existió una gran manipulación mediática. Cuando De Angelis dijo que Obra Pública era una medida recesiva, ningún periodista hizo un juicio sobre esto, ningún economista (quien les habla lo es). Pero lo que dijo es una tremenda burrada. Nadie lo dijo, pero dijo una barbaridad, una tremenda burrada ¿Porqué nadie lo dijo? Porque es un personaje "simpático", que vende, y sobre todo, funcional. Pero lo peor de todo, es que el amo juega al esclavo, el burro lo sigue.. y los esclavos siguen al bruto, desoyendo a los intelectuales. Ay, esta tortura de T.V... Esta decadencia incipiente...


Los beneficiarios de las cacerolas de teflón

El único beneficiario políticamente hablando de esta movida, es Macri. Es difícil que De La Sota o Rodrígez Saa puedan cosechar los frutos políticos de esta contienda, con la misma facilidad que los hará Macri. Ello por las razones que se describen en el apartado siguiente y porque es el que tiene mejor perfil mediático. Porque los porteños fueron ingenuos, y pensaron que estaban eligiendo "Jefe de Gobierno", "Intendente". No comprendieron, que se trataba de una batalla en el camino al sillón presidencial. Y hay que decirlo, una y otra véz, porque se trató de un acto de irresponsabilidad cívica, antesala del panorama de hoy. Era todo tan claro, cacerola de teflón, que no sé como no lo pudiste ver. Siempre al resguardo, ocupando otro lugar (sin destacarse, por cierto, como tampoco lo hizo como diputado..), cerrando centros culturales y el canal de la ciudad, como si nada, como quien no quiere la cosa, con sus operadores políticos manijeando la cosa (SRA & CO, Transportistas Mercenarios Inc.). Y ahora, sencillamente, aparece.

Te usaron, cacerola, los grandes terratenientes de este país, te usaron Bunge, Monsanto, Deyfrus, Molinos, Cargill, El Tejar, Urquía, AGD. Te usaron, cacerola de teflón, cacerola que no sale a pedir trabajo, como las de Cutral Có, sino 4x4, departamentos en Nueva Córdoba y celulares. Con ese reclamo idiota te uso Rodríguez Saa, te uso Menem, pero por sobre todo, te uso Macri. Que hoy lanza su candidatura presidencial, que toda esta cosa, en cierto modo, no fue otra, que una operatoria de campaña. Yo no sé como no te sentiste un poco.. usadito.


¿Qué queda?

Queda una turba de jóvenes idiotizados que compran remeras y se bajan ringstones. Que imprimen afiches con huevos de gallina, como los que imprimen las barras bravas de fútbol. Quedan jóvenes DJ que hacen música teckno de la política mediática, de los dichos por TV. Queda una masa despolitizada, y que concibe a la política como la disputa entre dos bandas de pop (y la K, es una banda “grassa”). Queda Micky Vainilla, que sólo hace pop, y reclama a la autoridad que encierre a los pobres, y que reclama la calle para sí. Una turba de jóvenes y una clase media que mira con el mismo desdén con que hoy mira la tradicional clase opresora de Bolivia caminar libremente en plaza Murillo a los pueblos originarios, con ese mismo desdén, hoy mira a la Plaza de Mayo. Queda una turba bárbara, de moderna barbarie, hipermoderna, plusmoderna, que vota como si eligiese en el baile del caño. Queda una turba bárbara, alentadora de una presidencia cool, anti ideologizadora y desideologizante, y que condena a los intelectuales al aislamiento. Que elige a presidente, o a jefe de gobierno, sin razones más que las que la harían elegir por un programa de TV, o por una marca de champú.

Esta, amigos, es la decadencia argentina.

miércoles, 18 de junio de 2008

Análisis del Director de INTI sobre el conflicto de "el campo"

La protesta agropecuaria en el concepto del INTI

Hace más de dos meses que comenzó la protesta de productores agropecuarios. Vale la pena explorar las sensaciones y nuevas convicciones de un ciudadano medio, que haya tratado todo este tiempo de informarse, entender la naturaleza del conflicto y no solo prever su evolución, sino en alguna medida y a su alcance, tomar partido.

Hoy ese argentino promedio, muy probablemente tenga claro:

. Que cultivar soja o maíz o trigo en este país es un buen negocio.

. Que, sin embargo, hay diferencias importantes según la región donde se siembre y según el tamaño de la explotación, sobre todo si se toma en arriendo todo o parte de la superficie.

. Que hay un factor favorable, de carácter extraordinario, vinculado a precios internacionales con un crecimiento brusco, que aumentaron notablemente la rentabilidad potencial.

. Que la cadena de valor es compleja, ya que quien siembra debe comprar semilla, fertilizantes o herbicidas a empresas monopólicas y debe vender su cosecha a una cadena de exportación o de industrialización también muy concentrada.

. Que además de esas distorsiones respecto de un mercado ideal, están presentes grandes capitales financieros, actuando como arrendatarios, para aprovechar la bonanza de precios. Estos capitales han desplazados a los arrendatarios tradicionales – propietarios con poca tierra o simplemente contratistas de siembra y cosecha – e incluso han convertido en rentistas a los desplazados, tomando en arriendo su tierra.

. Que el chacarero común es claramente el eslabón más débil de toda la cadena.

. Que el Estado, hasta ahora, no ha intervenido en esta cadena de valor, y por lo tanto no ha modificado el peso relativo de los eslabones concentrados.

Simplemente, ha fijado un derecho de exportación para estos productos, obteniendo con ello recursos fiscales y buscando además impedir el traslado de los mayores precios internacionales al mercado interno de alimentos.

Sobre esta base de elementos, que no me parece sean negados por ninguno de los involucrados en el conflicto, salvo desde el tránsito por la irracionalidad circunstancial y para buscar 'triunfos' discursivos o mediáticos, tal vez se pueda obtener alguna explicación solvente de las razones del conflicto y de su salida más útil para las mayorías.

El capitalismo, sobre todo el capitalismo globalizado, está lleno de ejemplos de cadenas de valor con eslabones fuertemente dominantes, que se apropian groseramente de la mayoría de la renta generada. La maquila mexicana; los sistemas textiles de toda el Asia; buena parte de la industria del Este de Europa, funcionan así.

Llamativamente, en ningún caso la característica operativa predominante es el conflicto al interior de la cadena, donde los explotados – usualmente muy explotados – luchen contra los explotadores. Las corporaciones dominantes son las que se ocupan de organizar el trabajo de modo que para los más perjudicados, esa tarea represente una mejora respecto de su condición anterior. Por supuesto, la mínima mejora posible. Suficiente como para que el nuevo status se vea como aceptable, a la vez que irremediable.

Estas relaciones que en términos psicológicos primarios podríamos calificar de perversas, aunque son corrientes en la economía, solo se modifican cuando el Estado u otras corporaciones en competencia por la misma mano de obra, se encargan de crear alternativas, que lleven a la mejora relativa de los explotados, con una variante frecuente: la mudanza de país para la corporación dominante.

El actual modo de producción agropecuario en la Argentina no difiere cualitativamente de la maquila mexicana. Solo tiene diferencias cuantitativas muy importantes, que lo hacen parecer distinto.

En efecto, este negocio global es de muy alta renta y de permanencia en el tiempo, porque se trata de alimentos y porque además de ser imprescindibles para los que ya consumen, cada año se agregan decenas de millones de personas al mercado.

Tanta renta disponible permite asignar una parte relevante de ella a un segmento que no controla la cadena, pero que cuenta con la fortaleza que le da el hecho que es imprescindible: los dueños de la tierra.

Los monopolios (de insumos, de comercialización interna e internacional) y el gran capital financiero sumado como inversor, dan una tajada a los dueños de la tierra y el resto (los pequeños propietarios o arrendatarios o contratistas) se adapta, recibiendo lo justo para que estén, pero no más que lo imprescindible. Esa adaptación implica, casi mecánicamente, también trasladar el problema a los aún más débiles: los trabajadores rurales, que penan sin salarios dignos y sin cobertura social en su gran mayoría.

Este no es un hecho nuevo en la Argentina. Todo el sistema de producción ganadera fue organizado hace más de un siglo por los frigoríficos ingleses, que definieron qué se producía, cómo se transportaba, cuánto cobraban los amigos y cuánto los no amigos. Los ganaderos ponían Presidentes y Ministros, pero la política ganadera – además de otras - la ponía Inglaterra. Tanto, pero tanto duró esta subordinación, que tengo grabado a fuego en mi memoria el desesperado comentario televisivo del Subsecretario de Ganadería del gobierno de Galtieri en abril de 1982. Cuando Inglaterra declaró el bloqueo a Argentina por la invasión de Malvinas, le preguntaron al hombre qué haría Argentina con la exportación de carne. Casi entre lágrimas contestó que no tenía idea, que la crisis que se generaría sería gravísima. Dijo eso a pesar que en ese momento Inglaterra ya representaba solo el 30 por ciento de las compras de carne argentina y cinco años después ya se vendía carne a más de 20 países.

Un sistema así se regularía solo, a partir de las definiciones distributivas de los monopolios intervinientes, si no fuera por un actor externo: El Estado.

El Estado extrae renta en forma de impuestos y con ello, disminuye la renta de los actores del sistema, pero sobre todo de los más débiles, porque los más fuertes reajustan las relaciones internas para mantener su tasa de ganancia.

El punto que a mi juicio explica los últimos dos meses de conflicto es que si el Estado se limita a eso – a extraer la renta extraordinaria vía impuestos – hay toda una cultura de reacción, que incluye evasión impositiva en las ventas o en el pago de las obligaciones sociales de los trabajadores, en paralelo con la redistribución interna de las cargas a favor de los monopolios. En un camino de imposición creciente, sin embargo, en parte provocada por la evasión previa, hay un momento en que se deteriora la renta de los más débiles hasta un grado tal que la cadena comienza a ser inviable. Esto puede ser cierto o simplemente puede haber una sensación colectiva que se ha llegado hasta allí.

El chacarero no cree que ni los exportadores, ni los proveedores de insumos, ni siquiera los fondos de siembra pagando arrendamientos en dólares por adelantado, sean modificables. Son quienes deciden y decidirán donde él se pone y cuanto gana.

Eso se favorece – reitero – porque hay bastante para repartir. El ajeno, el prescindible, el que molesta y en última instancia llega hasta no dejarnos vivir – piensan los miembros del sistema - resulta ser el Estado.

En tanto y en cuanto no se advierta que esta descripción de brocha gruesa es muy cercana a la realidad se caerá en caracterizaciones confabulatorias, que jamás podrán explicar por qué salvo los peones de campo, que de tan explotados hace tiempo que buscan fugar del sistema, todos los vinculados directa o indirectamente a la producción agropecuaria terminan alineándose en la protesta.

La eventual utilización política de este alineamiento, con el fin de acorralar y quitar fuerza y voluntad de cambio a un gobierno con discurso popular es una consecuencia directa de la estructura productiva que se ha descrito, pero no es la causa del problema.

Quisiera poner énfasis en que estamos evaluando un clásico de la política económica de un país: Como lidiar con sectores esenciales en que hay monopolios u oligopolios.

En la globalización, agregaría dos cosas más:
. Que algunos de esos monopolios son de actuación mundial.
. Que los grandes capitales financieros, sin patria y sin interés sectorial específico, pueden sumarse al problema y en este caso lo hacen.

Sostengo una regla de oro:
ES IMPOSIBLE CONTROLAR LA ACCIÓN MONOPÓLICA EN UNA CADENA DE VALOR SI EL ESTADO – REPRESENTANDO EL INTERÉS GENERAL – NO SE INTRODUCE EN LA PROPIA CADENA, COMO UN ESLABÓN MÁS.

No basta con legislar al respecto. No basta con acordar aspectos parciales o totales.

Una nueva ley de arrendamientos, que desaliente a los grandes grupos financieros, sería un hecho positivo. Pero es insuficiente en una actividad donde hay muchos contratos que no se firman.

La compensación a los productores por tamaño y por distancia también es un hecho positivo, pero su ejecución será muy complicada porque la opción de trabajar en negro es más rentable.

Las retenciones son un instrumento necesario para captar la renta extraordinaria.

Pero a la vez sirven de promotoras de la concentración en las etapas de industrialización de los productos primarios, ya que los grandes inversores hacen rápida utilización de la diferencia de derechos de exportación entre las materias primas y productos terminados.

Entre el grano de soja y el biodiesel hay 20 por ciento de derechos de diferencia.

Entre el maíz y el azúcar de maíz (fructosa) otros 20 puntos. Entre la harina de soja y los pollos 35 puntos. Entre el maíz y los pollos 20 puntos. La lista podría seguir, pero está claro que al frenar el precio interno del grano, se genera a la vez un negocio fabuloso para el producto industrial. Como dato de confirmación, no es de extrañar que en este momento Cargill esté comenzando a participar de la producción de fructosa en la Argentina, donde no tenía ninguna planta, mientras en Brasil tiene cuatro.

Cada medida tomada solo como legislador/regulador o como agente fiscal es insuficiente. Porque el monopolio sigue allí y tiene la fuerza, la imaginación y la experiencia mundial para descubrir e implementar su reacción, antes y por encima del funcionario público.

Lo único que controla al monopolio es que deje de serlo. Por orden de importancia, en consecuencia, resulta inexorable que un gobierno popular cumpla los siguientes pasos:

. Compre y venda granos y todo otro producto del campo que sea necesario, fijando de ese modo precios de referencia.

. Exporte granos por sí o apoyando cooperativas de productores nacionales.

. Importe insumos básicos para la agricultura.

. Recupere su capacidad de producción de semillas.

. Apoye – con su poder de compra y no solo con legislación - la producción regional de leche y su industrialización; de carne vacuna o aviar y su industrialización.

Cuando y cómo lo hará depende de los complejos procesos de organización que se necesitan para todo eso. Pero deberíamos tener claro dos conceptos:

. Recorrer un camino como ese es inexorable si se quiere integrar de verdad la producción agropecuaria y todos los que dependen de ella a un colectivo nacional.

Hasta entonces, el sistema buscará – y conseguirá – autorregularse eludiendo al Estado y continuando la expulsión, o el deterioro de la calidad de vida, de todos los actores más chicos.

* Enrique M. Martínez
Presidente del INTI