domingo, 12 de diciembre de 2010

Más y más víctimas de la Renta

Hace días que se agudiza el conflicto en el sur de Buenos Aires, donde cientos de familias de Villa Soldati ocupan el Parque Indoamericano en reclamo a su situación de precariedad habitacional. Este conflicto presenta aristas que hacen una situación harto compleja, donde confluyen desde el abandono y la política de desinversión, hasta la xenofobia y la persecución represiva del Gobierno de la Ciudad.

El reclamo de los ocupantes del Parque no es más que el por el mero derecho a la vivienda. Vecinos arrojados a la pobreza, que viven en la marginalidad reclaman un techo digno. “Los alquileres están muy caros, no podemos pagar un alquiler, no podemos”, dice al pasar una de las integrantes de este reclamo. Y es que se desliza en esta frase la presión que ejerce la renta (sea urbana, sea rural), los alquileres, sobre la situación social de los trabajadores.

Hacia fines del siglo XIX un economista norteamericano, Henry George, exponía en su obra “Progreso y Miseria” (1879), la idea de que la pobreza surge como consecuencia del aumento del valor de la tierra, de su renta, lo que se materializa en el alquiler o arrendamiento, según el caso. Su estudio acerca de la distribución llegó a la conclusión de que, a la larga, los propietarios de tierra se benefician a expensas del trabajo y del capital en un sistema donde impera la propiedad privada de la tierra. La única solución es convertir la tierra en propiedad de la comunidad, y para ello, George propuso la total captación de la renta a través de un impuesto único sobre la propiedad.

Esta propuesta tuvo muchos seguidores y se materializó en una serie de propuestas y expresiones políticas a lo largo del mundo. De hecho, el mismo George fue candidato a alcalde de Nueva York en 1887, con una plataforma basada en el impuesto único y la apropiación estatal de la renta. Campaña que lo ubicó en un segundo lugar que, con sus 68.000 votos por el Partido de los Trabajadores Unidos, venció al luego presidente republicano Theodore Roosevelt.

Si bien las ideas georgistas tuvieron cierta proliferación en Latinoamérica, en la Argentina tuvieron un fuerte eco desde principios del siglo XX, durante el apogeo del modelo agroexportador. Así es que, en el año 1916 se fundó la Liga Argentina por el Impuesto Único, que militó la propuesta de George y difundió sus ideas y pensamiento a través de su publicación, la “Revista del Impuesto Único”, inaugurada en 1917. La Liga fue presidida en sus comienzos por el Dr. José Bianco (quien enseñaba en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires), y allí participaron socialistas como Mario Bravo Justo y Nicolas Repetto.

También, en mayo de 1917, el “Centro Georgista de Córdoba” (integrado por muchos de los reformistas del ‘18, como Arturo Orgaz) constituyó el comité electoral “Impuesto Municipal Único”, promoviendo un impuesto que absorbiera en su totalidad los alquileres atribuibles a renta libre de mejoras, en todas las municipalidades de la provincia de Córdoba. Esta propuesta fue presentada en un petitorio al gobierno provincial en una manifestación que se realizó en homenaje al nacimiento de George.

También las ideas georgistas influyeron en la formación de la Liga Agraria, una asociación de pequeños productores que participó en los conflictos agrarios de 1919. Las ideas de George sobre la renta urbana calaron en los integrantes del Museo Social Argentino, que hacia 1920 organizaran el Primer Congreso Argentino de la Habitación. En 1921 se fundó el Partido Liberal Georgista, donde se destacaron como dirigentes Cándido Villalobos y el escritor Arturo Capdevilla y que se disolvió hacia julio de 1926. En 1930 fue fundado el Partido Nacional Georgista, cuyo dirigente más destacado fue Antonio Brion.

De este modo, es que la voz de George y su eco en todos los latinoamericanos que a lo largo de la historia sospecharon lo mismo, de que la renta los explotaba, se escucha hoy en todos los compatriotas que buscan su dignidad reclamando su derecho a la vivienda en el Parque Indoamericano. "Un terreno para poder construir una vivienda, porque con lo que ganamos no podemos pagar el alquiler”, señala un trabajador acerca de la opresión que impone la renta sobre el trabajo.

Las familias protagonistas de este reclamo no son más que esto: víctimas la renta, víctimas de un régimen de propiedad de la tierra que los releva al margen. Régimen del que son cómplices, voluntaria o involuntariamente, todos los que se benefician de él. Cómplices los desarrolladores inmobiliarios, cómplices los propietarios rentistas, cómplices los medios y sus intereses económicos en el campo y el aumento desmesurado de la renta del suelo. Cómplice el odio xenófobo de Macri y su riñón gobernante. Cómplice Macri.

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